Consejos prácticos para viajar a París por primera vez
Viajar a París siempre es tanto un plan interesante como un desafío logístico. Es que hay que combinar las voluntades y expectativas de la primera visita con las condiciones puntuales del viaje: la temporada, los días disponibles, el presupuesto, la disponibilidad.
¡Hay tanto que ver en París! Por algo Nicolás Barreau tituló su libro “París es siempre una buena idea”, y Hemingway escribió que si has vivido en (digamos: visitado) París, “luego París te acompañará vayas donde vayas, todo el resto de tu vida.
Además, París es un destino múltiple, variado, cambiante. Su rica oferta turística, que abarca lo arquitectónico, lo artístico, lo cultural, lo histórico, la moda, etcétera, hace justicia a sus diversos apodos y la vuelven un destino que hay que saber recorrer.
Para poder conocer esta ciudad de la moda y de la luz, hace falta algo más que visitarla, y para poder visitarla es necesario algo más que llegar a ella. Por eso, aquí van algunos consejos prácticos para visitar París y aprovechar al máximo nuestra estadía.
Estos están orientados a poder resolver cuestiones logísticas, de hospedaje y entradas a lugares de interés, así como a tener en cuenta variables que nos permitirán ahorrarnos problemas, tal vez dinero y, seguramente, tiempo: los bienes más preciados del viajero.
- Recomendado: Guía de viaje a París de Lonely Planet
Consejos para tu primer viaje a París
Planificar, siempre planificar
Sí, ya puede sonar a un mantra, pero esto es lo primero y principal. Un consejo que tanto vale para los viajes como para cualquier proyecto que implique nuestro tiempo, nuestra disposición física, nuestro dinero, nuestra energía: planificar. Planificar el viaje.
Y no sólo planificar, sino sobre todo hacerlo con antelación. Lo que la planificación permite es, además de organizar y disponer, ahorrar y jerarquizar. ¿Qué cosa? Tiempo, intereses, energía.
No queremos ser esos viajeros que, por falta de planificación, se quedan con las ganas de hacer aquello que querían o soñaban. Puede pasar, en París, y de hecho pasa: al ser una ciudad tan demandada, quien no es capaz de prever, puede perder.
Conozco a más de uno y dos que se han quedado con las ganas de subir a la torre Eiffel o entrar al museo del Louvre porque las entradas estaban agotadas.
A las voluntades y a los sueños hay que ayudarlos y trabajarlos, y planificar es una forma de empezar a realizarlos. Por algo suele decirse que, con una buena planificación, el 50% de la tarea está hecha.
Las formas de planificar son variadas y siempre válidas, pero lo fundamental es que se adelanten a los sucesos y que, de hecho, los proyecten.
Así, un cuaderno de viaje o notas o un soporte donde apuntar lo planificado ayuda también a liberar mucha carga mental.
Entonces comencemos por allí, y veremos justamente cómo optimizamos tiempos, disfrutamos de antemano y podemos ahorrar considerables sumas en billetes de viaje y entradas a puntos de interés muy demandados.
Reservar alojamientos
¿Imaginan llegar a París por primera vez y tener que buscar lugar para dormir sin conocer la ciudad? Mejor ni pensarlo. París puede ser ciudad de la luz, de la moda, del amor, pero no es ni ha sido jamás ciudad para indecisos.
Por eso, a la hora de hospedarse, conviene desde ya saber de antemano el lugar donde nos quedaremos.
Primero que nada, porque si no sabemos a dónde iremos al llegar y de dónde partiremos cada día, no podremos planificar demasiado.
En este sentido, es recomendable reservar un hotel cerca del centro de la ciudad y de una parada de metro, ya que esta elección tiene varias ventajas a la hora de llegar a París por primera vez.
Ventaja número 1: imposible no lograr llegar. En las ciudades, el centro es el imán que todo lo atrae y no será difícil distinguir los medios de transporte que nos puedan llevar hasta allí desde la estación o aeropuerto de llegada.
Ventaja número 2: así como para llegar es una ventaja, para partir cada día de recorridos también lo es.
Así, siempre tendremos múltiples opciones de recorridos posibles a pie, algo más que recomendable.
Estar en el centro es cómodo para todo, aunque a veces no para dormir. Nosotros una vez alquilamos un apartamento en el barrio de St Germain, el lugar una maravilla, cerca de todo, pero justo debajo habían un par de bares de los que abren hasta tarde.
Finalmente, ventaja número 3: estar cerca de los puntos de interés que visitamos nos permite que, en caso de necesidades o urgencias varias (un olvido, por ejemplo), podamos volver a nuestro alojamiento sin interrumpir totalmente el día planeado.
Ahora bien, recomendamos prestar atención especialmente a algunas fechas, como la fashion week (entre finales de septiembre y comienzos de octubre), en las que los precios se disparan.
A raíz de esto último, es recomendable reservar con tiempo. París es de las ciudades más visitadas del mundo. Millones de personas llegan a ella cada año.
Entre tanta gente, no queremos ser quien pierda su precioso tiempo en la ciudad desesperándose por cosas que pueden estar resueltas de antemano.
Reserva tus actividades y free tours con antelación
El primer punto, por algo es el primero: reservar, planificar, adelantarse.
Especialmente, con las entradas para puntos de interés con una demanda descomunal por su fama y atracción, como la Torre Eiffel y el Louvre. Y más especialmente en temporada alta.
La cantidad de personas haciendo turismo en París que puede verse en los meses de mayor afluencia puede resultar sorprendente, al punto que las colas para ingresar a algunos puntos populares sean francamente desalentadoras.
Por eso, lo recomendable es comprar o reservar todas las entradas que podamos con antelación, ya que incluso puede suceder que sea necesario adelantarse a la planificación.
¿Suena raro? Claro, pero es que las entradas a la Torre Eiffel o el Louvre se agotan rápido y, en temporada alta, puedes necesitar reservar la Torre Eiffel con más de… ¡2 meses de antelación!
Movilidad, transporte, desplazamientos
París tiene tantas ofertas turísticas y culturales que, a la hora de desplazarse en ella, lo mejor es combinar la contemplación con la efectividad.
En ese sentido, a la hora de los medios de transporte, el metro se presenta como el ideal para ir de un punto a otro del mapa sin mayores demoras ni complicaciones más allá de comprender su entramado de estaciones.
El metro de París posee una red muy amplia (16 líneas, 303 estaciones) que se comunican entre ellas y los trenes RER (regionales o de cercanías).
Se trata sin dudas de la forma de desplazamiento más rápida y efectiva para ir de un punto a otro de la ciudad.
Claro que, para poder aprovecharla, volvemos al comienzo: la planificación. Como toda gran herramienta, más la aprovecha quien la estudia de antemano.
Siempre viene bien aprenderse antes de ir por primera vez algunas de las estaciones que más usaremos.
En cuanto a su horario de funcionamiento, siempre conviene saber que el metro de París funciona de 5:30 a 1:00 de la madrugada (horario de llegada del último tren, por lo cual no se recomienda entrar al metro luego de las 00:45).
Además, conviene tener en cuenta que los viernes y los sábados por la noche el metro parisino cierra una hora más tarde, a las 2:00 de la madrugada.
Por otro lado, París es una ciudad hermosa para caminar, ya que nos rodea con su arquitectura y sus paisajes urbanos que nos hacen sentir en una película en cuestión de pasos.
Por lo cual, cuando la distancia no sea excesiva y el tiempo y las ganas lo permitan, caminar por París puede ser una forma de relajarse, pasear, conocer y al mismo tiempo ir hacia un lugar en particular.
- LEE este artículo para saber Como moverte por París en transporte público.
¿Cuándo ir a París?
Para visitar París por primera vez, un consejo realmente práctico es el de ir fuera de la temporada alta.
En general, la temporada alta abarca del 1 de abril al 31 de octubre, mientras que la temporada baja va desde noviembre hasta fines de marzo.
¿Por qué evitar, en la medida de lo posible, la temporada alta? Las razones son varias pero remiten siempre a lo mismo: la mayor afluencia de turistas dispara los precios y a su vez complica el ingreso a puntos de interés. Sencilla ley de oferta y demanda.
Por más que París tenga tanto para ofrecer, la excesiva demanda (se trata, literalmente, de millones de turistas y visitantes por trabajo, etc.) hará que no todos puedan acceder a lo que buscan.
Por estas razones, conviene tener en cuenta que, además de la temporada alta, existen varias fechas que multiplican el turismo en la capital francesa e impactan de manera notable en la disponibilidad de bienes y servicios.
Algunas de estas fechas, si bien son variables, suelen ser siempre en meses particulares.
Así, por ejemplo, estas son:
- la Semana Santa (abril),
- la fiesta nacional del 14 de julio,
- Navidad y Fin de Año,
- ferias y salones internacionales como el Salón del automóvil (octubre),
- Salón de la Agricultura (febrero-marzo),
- la Semana de la Moda, etc.
En caso de visitar París en esas fechas de todas formas, lo más recomendable es reservar todo (todo) lo posible con bastante antelación para evitar que la visita se transforme en un sinfín de contratiempos.
París es mucho más que una ciudad romántica
El cine y la literatura, sobre todo, se han encargado de añadir capas y capas de historias de amor que vuelven a París una especie de escenografía romántica sin demasiados rodeos.
Películas como Amélie (2001), Antes del atardecer (2004), Moulin Rouge (2001), o historias como las de Los miserables, de Victor Hugo, o La educación sentimental, de Flaubert, entre muchísimas otras, presentan a París como ambiente del amor por excelencia.
Sin embargo, París es mucho más que eso y combina perfectamente su mística amorosa con otro sinfín de atractivos y matices que hacen que la visita valga aún más la pena.
De hecho, París misma se ha desentendido, por múltiples razones, de símbolos románticos como el Puente de los candados, como si se tratase de una especie de declaración: “soy mucho más que una ciudad romántica”.
Desde el arte y la historia hasta los monumentos y la moda, pasando por la ciencia, la multiculturalidad, las catacumbas con el osario subterráneo más grande de Europa o los variados centros comerciales, París es una y mil ciudades en una.
En una esquina puede ser la ciudad exclusiva y chic y, en otro punto, ser un crisol cultural de migración y diversidad.
O bien pasar de la intimidad adoquinada y peatonal de la Edad Media al ajetreo de la urbe del siglo XXI o a plazas y rincones donde se respira el siglo XIX.
París ofrece realmente muchísimo para ver, lo suficiente como para que, sea cual sea la duración de nuestra estadía, siempre nos quede algún lugar en la lista de los pendientes para el próximo viaje.
Por eso, te recomendamos intentar visitar la ciudad el máximo de días posible dentro de los que dispongas. Verás, al planificar día a día, que simplemente las jornada se llenan solas.
Adquiere la París Pass y/o Museum Pass
A la hora de planificar y ahorrar tiempo, una vez definido aquello que pretendemos visitar, lo recomendable es chequear si alguna de las tarjetas turísticas que se ofrecen cubren nuestras expectativas y nos resultan útiles. Spoiler: lo más probable es que sí.
Es que la París Pass y la Museum Pass están pensadas en forma exclusiva para visitantes. Es decir, se trata de un producto enfocado en el turismo.
En ese sentido, abarcan aquello que más demanda tiene y su duración es variable a diferentes escalas de estadía. Además, bien aprovechadas, permiten ahorrar un buen porcentaje en entradas a puntos de interés.
Vale notar que, año a año, puede variar levemente lo que cada tarjeta incluye, aunque en general las opciones son estables y variadas.
La París Pass, por ejemplo, abarca la entrada a más de 80 atracciones e incluye, también, consumos como desayunos o tentempiés en locales gastronómicos.
Para darse una idea: la París Pass abarca, entre muchas otras atracciones:
- una subida con visita guiada a la Torre Eiffel,
- el Tour con el Bus Hop-on, Hop-off,
- el Louvre, Orsay,
- el Arco del Triunfo,
- Versalles,
- Tours a pie por Montmartre… La lista apenas empieza.
- Hazte con la París Pass aquí.
En cuanto al París Museum Pass, se trata de una tarjeta corta-fila orientada al acceso a monumentos y museos como el Arco del Triunfo, Notre Dame, Louvre, Rodin, Panteón, entre muchos otros.
Vale aclarar que, en general, no incluye el acceso a exposiciones temporales.
Cada tarjeta tiene distintas ofertas según duración, accesos parciales o totales y, en función de ello, distintas tarifas. Es recomendable mirar con tiempo el variado menú para poder elegir el que más se adecúe a nuestras necesidades y deseos.
Museos, más que el Louvre
Luego, más allá de las tarjetas y pases, vale la pena recordar que el primer domingo de mes las entradas a los museos son gratuitas.
También es necesario recordar, para las primeras visitas en París, que hay muchos más museos que el Louvre. Es cuestión de curiosear y descubrir cuáles pueden interesarnos más, porque realmente hay para todos los gustos.
Si nuestro interés va por el lado del arte, no faltarán visitas al Museo de Orsay, ni a la joya semi oculta que es el Museo Rodin, ni al Museo Picasso o al de Arte Moderno, entre muchos otros.
Si nos atrae más la ciencia, entonces el Museo de Historia Natural y hasta las Catacumbas nos resultarán particularmente atractivas.
París es, en sí misma, una especie de ciudad-museo, repleta de monumentos, esculturas, palacios, piezas históricas. Cada calle parece una galería o ala de un museo. París respira historia.
LEE:
Versailles, mejor los días de semana
En cuanto a ir Versailles, recomendamos evitarlo el fin de semana, ya que los visitantes se multiplican y la visita puede verse entorpecida por este motivo.
El palacio es imponente y gigante pero sus puntos más atractivos son los que concentran siempre mayor cantidad de visitantes, como el Salón de los espejos o las habitaciones reales.
Por este motivo, si podemos elegir qué día ir, lo mejor es hacerlo en la semana para aprovechar al máximo la visita y el espacio.
Lleva calzado cómodo para caminar
Lacan, el famoso psicoanalista francés continuador de la obra de Freud, decía que más que con la cabeza, él pensaba con los pies (no paraba de caminar cuando hablaba en sus seminarios). Y sí: Lacan vivió y escribió en París.
París es una ciudad que invita a caminar en sus distintos puntos. Cada lugar tiene su atmósfera y su magia, su forma de hacernos pensar y sentir su lenguaje. Para eso, como para cualquier intercambio imaginario, necesitamos estar cómodos.
Fundamental: llevar calzado cómodo. Y no sólo para caminar, sino también para subir y bajar escaleras, para acceder al metro, para mantenernos de pie cuando haga falta sin sentir incomodidad innecesaria.
EXTRA TIP: planifica lo que vas a llevar con antelación, así llevas todo lo que necesitas y no tienes que hacer gastos extras en destino. Puedes descargar el PDF aquí, el precio lo pones tu!
Aprende algunas frases de francés
Siempre es conveniente tener en mente algunas frases para salir de contratiempos posibles o simplemente para poder interactuar de forma más agradable al comprar una entrada o comida, al solicitar información, al entrar o salir de algún lado.
De lo más básico, no debiera faltar lo siguiente:
- Bonjour (buenos días)
- Merci (gracias)
- S’il vous plait (Por favor) se pronuncia algo así como sivuple.
- Au revoir (adiós) se pronuncia algo así como orvua, pero con la r francesa
Por más que el resto de nuestra interacción sea en otro idioma, es una forma de reconocimiento y de politesse que hará que la predisposición sea mucho mejor.
De hecho, en caso de no saber francés, el hecho de saludar y pronunciar sin mayor exactitud predispondrá y dará tiempo al interlocutor a intentar ayudarnos de manera más natural que si le hablamos otro idioma al que no tendría por qué contestar ni conocer.
Te dejamos este artículo donde te recomendamos varios restaurantes en París.
Ojo con los carteristas (pickpockets) y timos (scams)
Al caminar por lugares muy concurridos, al estar en el metro en determinados horarios donde la gente se amontona, al sentarnos en un café a la calle, recomendamos tener especial cuidado con los carteristas.
Lo mejor es viajar por la ciudad ligero y con nuestras pertenencias dispuestas en forma discreta, cómoda y a mano. Cuanto más cerca estén nuestras cosas de nuestro cuerpo, menos probable es que nos sean arrebatadas. No es lo más común, pero puede pasar.
París es en general una ciudad muy segura en el circuito turístico, pero siempre es conveniente tener cuidado con nuestras pertenencias y evitarnos contratiempos y malestares.
Reserva tu restaurante preferido con tiempo
En caso de contar con un punto gastronómico de especial interés de antemano, lo más recomendable es reservar con tiempo para poder garantizarnos un lugar.
Depende de cual sea, la reserva puede ser necesaria de semanas a meses de antelación. En caso de tratarse de las fechas de alta afluencia de turismo, recomendamos redoblar la anticipación.
Prueba la comida local
Visitar una ciudad y conocerla tienen que ver, también, con transitarla con los cinco sentidos. De manera que, además de ver y oír, tendremos que sentir texturas, olores y sabores para realmente estar en París y que París esté en nosotros.
Probar la comida local suele ser la manera de conocer un lugar y adentrarse en sus historias, costumbres y usos.
París presenta una cantidad de platos típicos, algunos compartidos con otras regiones de Francia.
Para una primera vez en París, los infaltables de la comida local son:
– Entrecote con patatas fritas: dicen que este sencillo plato se inventó en Paris. ¡Tendrás que probarlo y darnos tu opinión!
– Foie gras: el hígado de pato es un imperdible de la gastronomía francesa. Fundamental acompañarlo con un rico pan con cereales o pasas y con dulces o y frutos secos recomendados para realzar su sabor y textura.
– Quesos: las variedades son muchísimas, pero para un primer viaje podemos centrarnos en el Camémbert, el Brie, el Comté y el Reblochon. Son quesos fuertes, muy sabrosos, de distintas regiones de Francia que se degustan en muchos puntos de París.
– Boeuf Bourguignon: carne (de ternera) estofada en vino tinto. Ideal para acompañar con… ¡Vino tinto! Especial para probar un vino francés.
– Quiche Lorraine: tarta típica francesa a base de huevos y nata, rellena de carnes y/o queso.
– Croque Monsieur: sandwich gratinado hecho con queso, jamón cocido y pan.
– Tartines: pan con manteca, típico desayuno en cafés.
No te olvides de tu seguro de viaje
Siempre es conveniente estar y saberse cubierto en caso de que surjan inconvenientes, por más leves que sean. Una buena cobertura de viaje nos permitirá centrarnos en lo que realmente nos convoca: conocer el lugar, sin preocuparnos por “qué pasaría si…”.
Puedes contratar tu seguro de viaje con un 5% de descuento con este enlace.
Prepárate para controles de seguridad en los principales lugares turísticos
En los últimos años, como se sabe, los controles de seguridad se han multiplicado en los puntos turísticos más atractivos a fin de prevenir y evitar ataques, por lo cual es recomendable tomarse las cosas con calma y, en vacaciones, como un pequeño trámite.
¡No te olvides del SEGURO DE VIAJE, ya sabes, por si acaso!
Visita las atracciones más turísticas a primera hora
Para evitar contratiempos y aprovechar al máximo el tiempo de cada día, conviene ir a lo más atractivo y demandado primero.
Puede parecer exagerado, pero a unos cuantos minutos u horas por día haciendo filas, podemos ahorrar un tercio de jornada y aprovecharla mejor.
Vístete en capas
En caso de ir en invierno o en meses fríos, recordar la forma de vestir de la cebolla puede salvarnos de sufrir las heladas y el frío. Podemos sentirlo (de hecho, lo sentiremos: el frío es absoluto a veces), pero la idea es evitar sufrirlo.
Capas, capas y capas es la recomendación más práctica. Si puedes contar con alguna prenda térmica, tanto mejor.
Fundamental, nuevamente, el calzado. Antes escribimos que debe ser cómodo. Bien: pasar frío es incómodo, ¿cierto? Pues en caso de ir en invierno, que el calzado sea de invierno para evitar el frío extremo que empieza, valga la redundancia, por las extremidades.
Propinas: no obligatorias pero siempre se agradecen
En general, los precios en Francia incluyen impuestos y servicio, por lo que formalmente la propina ya se encuentra incluida en el pago (un 15% del mismo).
Sin embargo, si nos parece que el servicio ha sido muy bueno y merece una distinción, puede dejarse una propina como muestra de agradecimiento y satisfacción. En general, esta suele ser de entre un 5 y un 10% de lo abonado.
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