Que ver en París en 7 días, itinerario para tu primer viaje

París, suele ser un destino fijo en viajes tanto a Francia en particular como a Europa en general.

Ciudad de la moda, de la luz, del cine, capital de Francia pero también del siglo XIX y fundamental para entender el siglo XX… ¿Alcanza una cantidad determinada en días para conocer esta ciudad interminable? Sí… Y no.

Pero el tiempo es un bien precioso para quienes viajamos y saber administrarlo es un aprendizaje que puede llevar… ¡Toda la vida! Por eso, en este post, te proponemos un itinerario de una semana en París.

Para que, si tienes 7 días para conocer esta ciudad, puedas aprovechar tu tiempo al máximo. ¡Allá vamos!

Lo mejor de París en una semana

Dependiendo de la hora de llegada, el itinerario podrá variar. Pero, como todo viajero sabe, se comienza a viajar antes del viaje, y se llega antes de poner un pie en el destino. ¿A qué vamos? A planificar. Siempre planificar.

Día 1 en París. Torre Eiffel

Si llegamos con cierto margen para aprovechar la tarde o, al menos, el atardecer, lo ideal será, sin dudas, visitar la Torre Eiffel.

Torre Eiffel

La Torre Eiffel no necesita mayor presentación. Casi todo el mundo conoce su imagen, la ha visto en algún afiche, película, libro, etc. Es, quizá, el monumento más simbólico de París, a pesar de que la odiaron en su momento. (Pero esto será otra historia)

La Torre Eiffel, que lleva el nombre del arquitecto francés que la construyó, es una estructura de hierro de unos 300 metros de alto que fascina por sí misma y también permite apreciar el entorno en forma especial.

Vero en la Torre Eiffel

Situada en Champ de Mars 5, Av. Anatole France, varias calles se ofrecen como caminos posibles para llegar a ella, ya sea desde un lado u otro del Sena.

Principalmente, la Torre se encuentra rodeada de las siguientes avenidas: Av. De Suffren, Av. Charles Floquet, Av. Elisée Recius, Av. De la Bourdonnais, Av Joseph Bouvard, Quai Jacques Chirac.

En caso de venir del otro lado del Sena, desde los Jardins du Trocadéro se trata solo de cruzar el Pont d’léna para acceder a la Torre en todo su esplendor.

Desde la zona del Musée d’Orsay y Des Invalides, se puede tomar la Quai d’Orsay, la Rue de l’Université o Rue Saint-Dominique en dirección al oeste, hacia el Champ de Mars donde se encuentra la Torre.

Finalmente, desde la zona de Grenelle las siguientes calles se ofrecen como caminos posibles: Quai de Grenelle, Rue Jean Rey, Rue Desaix o Rye de Presies hacia el este, hasta llegar al Champ de Mars.

Para aprovechar al máximo esa visita, recomendamos adquirir las entradas con anticipación para evitar las filas y la espera, que puede ser considerable.

De todas formas, si por alguna razón eso resulta imposible, paciencia. Después de haber esperado en tantos lugares rutinarios, esperar en la Torre Eiffel no parece tan grave, ¿verdad? Esperar permite otras formas de contemplación.

Pero, ¿por qué la Torre Eiffel al atardecer? Porque es “el” monumento de París y, a la vez, un lugar ideal para tomar fotografías y tener algunas de las panorámicas más hermosas de la ciudad.

La luz del atardecer, sin dudas, colabora con su acuarela a la belleza del conjunto: el paisaje urbano que mezcla el gris con los colores beige de sus paredes, los azules y rojos de sus tejados, el verde de árboles y jardines.

Eiffel Tower Gardens

Además, podemos empezar a llegar mucho antes, y encontrarnos allí, justamente, si hemos visto la película “Antes del atardecer” (Linklater, 2004). ¿Dijimos que París era la ciudad del amor? Esa película nos dirá por qué.

Depende de la hora de llegada Visitar la Torre Eiffel para hacer fotos o ir con las entradas compradas y subir. Mejor momento del día para subir a la Torre Eiffel es antes del atardecer.

Desde ya, cuanto más tiempo tengamos, más podremos extender este itinerario antes o después.

En cualquier caso, la Torre Eiffel se encuentra frente a los Jardines del Trocadero y relativamente cerca de otros puntos de interés, como las riveras del Sena o les Invalides.

Si contamos con un poco más de tiempo, es más que recomendable realizar un free tour por los alrededores de la Torre Eiffel y por el el arco del Triunfo.

La ventaja de los free tours, además de la económica, es la flexibilidad para tomarlo. Prácticamente cada hora, o cada cierto tiempo, sale un nuevo recorrido al que podemos sumarnos sin mayores complicaciones.

Día 2 en París: Isla de la Ciudad

Una vez visitada la Torre Eiffel, la lista de destinos fijos de París debe incluir la Catedral de Notre Dame y sus alrededores.

Notre-Dame De Paris

Esta Catedral, famosa por su rica y variada historia y por su protagonismo en la vida de la ciudad, está situada en la Isla de la Cité en el distrito 4.

Se trata de un emblema de París, un sueño para amantes de la arquitectura gótica y punto obligado para el turismo en la ciudad.

Notre Dame de Paris caricaturista

Además de ser una de las catedrales más antiguas del mundo, forma parte del Patrimonio de la Humanidad.

Notre Dame fue construida desde 1163 durante casi dos siglos, y modificada a lo largo de su historia posterior. Presenta numerosos atractivos tanto en sus fachadas como en su interior.

Para continuar con las menciones cinematográficas, además de Antes del atardecer (2004), podremos ver la Catedral en Arde Notre-Dame (2022), Hugo (2011), La casa de Jack (2018) o el clásico Sin aliento (1960).

Obviamente, también en los ya clásicos infantiles del Jorobado de Notre Dame (1996) y Ratatouille (2007).

Para amantes de los libros, en literatura, Nuestra Señora de París (1831), de Victor Hugo dio la fama acorde a esta Catedral. Allí se narra la historia de Quasimodo y otros personajes que dieron lugar a esas películas.

EXTRA TIP: planifica lo que vas a llevar con antelación, así llevas todo lo que necesitas y no tienes que hacer gastos extras en destino. Puedes descargar el PDF aquí, el precio lo pones tu!

Planificador de outfit para descargar

Barrio Latino de Paris

Antes o después de la visita a la Catedral, recomendamos hacer un free tour por el barrio latino, sobre todo por la mañana, que es cuando podremos recorrerlo con mayor tranquilidad.

Al mediodía, cuando el cuerpo requiera detenerse un poco y relajarse, lo ideal sería sentarnos a comer en el barrio latino. Luego de la caminata, reponer energías.

El barrio latino es de los lugares más baratos de París para comer, presenta mucho movimiento en ese sentido y nos permite perdernos entre la gente y encontrarnos con nosotros mismos, reponernos para continuar.

Libreria Shakespeare Paris

Es que París es una ciudad que ofrece muchísimo, y mejor reponernos con un almuerzo que con una siesta: ¡necesitamos la tarde para aprovechar otras visitas!

Museo del Louvre

Por la tarde, justamente, es recomendable visitar el museo del Louvre, “el” museo nacional de Francia dedicado a las bellas artes, la arqueología, las artes decorativas y la historia en general de diversas civilizaciones.

Este lugar imperdible se encuentra abierto todos los días salvo los martes. Siempre de 9 a 18, excepto los viernes, que el horario de cierre se extiende hasta las 21:45.

Al igual que con otros sitios históricos, es importante, en la medida de lo posible, comprar las entradas con antelación, ya que no suelen haber para el mismo día. La tarifa es de unos 15 euros aproximadamente.

¿Qué veremos en el Louvre? Lo que podamos, lo que querramos. Este antiguo palacio real devenido museo contiene piezas que abarcan prácticamente 10 mil años de historia.

Es decir, será algo así como un viaje selectivo en el tiempo. Dividido en tres alas (Richelieu, Sully, Denon), el palacio-museo invita a recorrer y viajar por diversas civilizaciones e historias, desde Francia hasta el antiguo Egipto.

Día 3 en París

Si no lo hiciste el primer día por cuestiones de horarios, cansancio, organización o lo que fuese, no pierdas la oportunidad: aprovecha para comenzar el día subiendo a la torre Eiffel a primera hora.

Nunca está de más recordar esta recomendación-mantra para cualquier monumento histórico que lo permita: comprar las entradas con antelación. Sí, además de ahorrar tiempo, permite planificar el día y hora elegido.

Luego de la visita de la Torre o, en caso de haberla realizado anteriormente, luego de desayunar, puede ser tiempo de recorrer el Trocadero y pasear por el Sena caminando o en un crucero.

Estos recorridos no sólo nos permiten ponernos en contacto con otra forma de París, sino sobre todo apreciarla desde la perspectiva de la integración de lo urbano con lo natural, lo artístico y arquitectónico.

Guía de itinerarios de Paris

Trocadero

Comencemos por el “Trocadero”, expresión que referencia varios edificios y jardines construidos para la Exposición Universal de 1937, uno de esos eventos en los que París se mostraba al mundo como Capital cultural.

En ese sentido, no es de extrañar que lo construido para esas fechas sea imponente y majestuoso. Los Jardines, por ejemplo, abarcan unos 94 mil metros cuadrados.

¿Qué hay en el Trocadero? La respuesta justa sería: de todo. Desde vistas increíbles de la Torre Eiffel en la plaza, con las las mejores perspectivas para fotos, hasta atractivos históricos y artísticos en los jardines.

Trocadero vista Torre Eiffel

Para comenzar por la Plaza, construida en 1869 durante el Segundo Imperio, allí podremos tomar las mejores fotos-postales de la Torre Eiffel.

Los turistas se amontonan allí para fotografiarse con el monumento desde una de un ángulo y perspectiva privilegiadas.

Luego, a lo largo de los Jardines, que recomendamos recorrer con tranquilidad para detenernos y apreciar el entorno, encontraremos estatuas y esculturas antiguas.

Las referencias de esas esculturas pueden remitir tanto a figuras artísticas y mitológicas como a conmemoraciones bélicas, como la estatua del mariscal Foch a caballo.

Finalmente, cabe mencionar también el Palacio Chaillot y la fuente del Trocadero situada justo allí, que presenta estanques y cañones de agua que conforman un oasis en medio de la ciudad, de cuento de hadas.

Montmartre

A partir de la tarde, lo ideal sería hacer un nuevo free tour, pero esta vez por otro de los barrios insignia de París, símbolo de la bohemia y del arte del siglo XIX y XX, particularmente del impresionismo: Montmartre.

Montmartre se encuentra en el distrito 18. Se trata de un barrio entero, con numerosos puntos de interés. Numerosos significa aquí muchísimos.

De allí que recomendemos llegar al mediodía o temprano por la tarde y realizar un free tour, lo que nos dará una panorámica y un recorrido abarcativo del que luego podremos profundizar lo que más nos atraiga.

Una aclaración, acaso no menor: Montmartre se sitúa en una colina, es una colina, por lo cual el calzado cómodo es prácticamente obligatorio.

Maison Rose de Montmartre

Su atmósfera es de por sí mágica, con sus adoquines, calles angostas y acogedoras, esa especie de intimidad exterior de los lugares en los que conviven diferentes épocas.

En cuanto a calles y lugares de interés, dejamos algunas anotadas, sin orden jerárquico: rue Lamarck, rue Norvins, rue des Martyrs, rue Saint Rustique, la Basílica del Sacre Coeur, la Place du Tertre, el cementerio…

Esos son algunos de los lugares… Allí veremos adoquines, artistas pintando en la calle, galerías, lugares habitados por personajes históricos de vital importancia para el arte, entre otras cosas.

¡Ah! Para continuar con los recorridos del cine: la rue Lepic, donde el café Les Deux Moulins nos permitirá rememorar a la famosa Amelie Poulin y la banda sonora de Yann Tiersen, que pareciera ser la música del barrio.

Luego de semejante día, con tanta caminata, lo mejor será relajarnos y disfrutar de una hermosa y elegante cena.

Para eso, ya que venimos del café Les Deux Moulins y de las referencias cinematográficas, continuaremos bajando de Montmartre hacia el Moulin… Rouge.

Es que la famosa película protagonizada por Nicole Kidman está situada en este famoso teatro parisiense que combina al mismo tiempo espectáculo y gastronomía, por lo que se presenta como el cierre perfecto de este día.

Moulin Rouge de PAris de noche

La cena, además de exquisita, estará ambientada no sólo en el teatro sino acompañada por una función especial para la misma, con espectáculo musical incluido.

Los horarios para la cena comienzan desde las 19 horas, así que quienes lleguen más hambrientos al atardecer podrán aprovechar del horario. Los menúes, en general, varían y suele haber tres opciones gourme a elegir.

Nuevamente, es recomendable sacar los tickets con anticipación. En cuanto a las tarifas suelen comenzar en los 120 euros aproximadamente. La anticipación que necesites para comprar tus tickets varía según la temporada.

Si viajas en temporada alta o alguna fecha significativa como San Valentín, tienes que reservar con al menos 2 meses de antelación, a veces más. Echa un vistazo una vez que empieces a planificar tu viaje a Paris.

Día 4 en París: visita el Palacio de Versalles

Siempre las ciudades capitales se presentan como destinos en sí mismos pero también como puntos de conexión con otros destinos. Es decir, además de visitar la ciudad, visitamos lo que está cerca de ella.

París, en ese sentido, tiene varias escapadas realizables en el día que son por demás tentativas, que ya hemos comentado en otras ocasiones.

Desde Disneylandia hasta Brujas, pasando por Giverny, el pueblo de Monet, o Reims, la ciudad de las coronaciones, París nos puede llevar a numerosas excursiones en el día.

Una de las más recomendables, acaso una visita obligada por diversas razones, desde la disposición del tiempo hasta la cercanía y la vinculación con la historia de París, es Versalles.

Visitar Versalles en un día

Pasar el día en el Palacio de Versalles y sus jardines es una propuesta que incluye estaciones y viajes en tren, palacios y jardines reales, historia, arte y arquitectura a partes iguales.

Para llegar a Versalles sólo es cuestión de ir a una estación de metro o RER en París y buscar el tren en dirección a la estación Versailles Château Rive Gauche.

El viaje en tren lleva entre 60 y 90 minutos dependiendo del punto de partida.

En caso de preferir planificar todo de antemano, puedes comprar tickets de tren y entrada al palacio en forma online con antelación.

Una vez en el Palacio, lo mejor es dejarse llevar por las diversas galerías, alas y habitaciones del mismo para adentrarse en la historia, sobre todo de los tiempos de Luis XIV hasta 1789, año de la Revolución Francesa.

La historia del palacio de Versalles como hogar de la familia real data del siglo XVII. Su interior es sinónimo de imponente, y recorrerlo es como viajar en el tiempo.

Cada detalle de la arquitectura, cada salón y cada lujo de la realeza fascina y a la vez permite entender cómo surgió la Revolución Francesa en medio de un contexto de crisis y hambruna fuera del palacio.

Particularmente interesantes, en este sentido, son la Galerie des Glaces o Salón de los espejos y las habitaciones de Luis XIV y María Antonieta, que nos dejan entrever las formas de vida de la realeza en esa época.

Fuera del palacio, los jardines. Esos territorios amplios, con senderos y paisajismos que hacían de teatro de numerosos paseos y conversaciones secretas. El jardín es parte constitutiva de todo palacio.

En Versalles, los jardines nos invitan a recorrer fuentes, huertas, escaleras, senderos… Para destacar, el Gran Canal de Versalles, el mayor de los estanques, de cuentos de hadas.

Día 5 en París ¡Sal de la Ciudad!

Nuevamente, podemos optar entre la escapada en el día o las visitas a lugares en París. Dependiendo del ánimo, la energía, las ganas de volver a ir fuera o permanecer dentro de la ciudad, solo es cuestión de elegir.

En caso de escapadas de un día, hay varios destinos posibles, dependiendo sobre todo de la fecha y la estación del año (es que hay destinos que, en determinadas fechas, se aprovechan mejor).

Para excursiones en el día, recomendaremos tres (entre muchas otras) posibles, para que la elección sea según intereses, ganas y contextos que pueden variar considerablemente.

Algunos de estos destinos están en la entrada sobre Escapadas de un día desde París en tren, que recomendamos chequear para mayores variables y detalles.

Primera escapada posible: Giverny

Conocido también como “el pueblo de Monet”, Giverny es un pequeño pueblo situado en la región francesa de Normandía.

Si bien Monet nació en París, vivió en Giverny a partir de 1883, cuando se sintió atraído por lo que entonces era un puebo de 300 habitantes.

De manera que, para amantes de la pintura, ir a Giverny y visitar la casa de Monet equivale a visitar y recorrer el interior de un cuadro, su historia y su posteridad. Es que los jardines son, justamente, parte de la obra del pintor.

Decir Giverny es decir Monet, y decir Monet es decir jardines. De manera que, en caso de estar en primavera o verano, esta es una de las escapadas ideales, ya que los jardines florecen y muestran todo su esplendor.

Fue en 1890 que Monet adquirió la casa que actualmente puede visitarse y construyó los jardines que pintó en cuadros como Nenúfares.

Y fue el mismo número pero cambiado, en 1980, cuando la ciudad se volvió el punto turístico que es hoy a raíz de la restauración de la casa del pintor.

Obviamente, Giverny posee otros puntos de interés, también vinculados a la pintura, particularmente al impresionismo.

En primer lugar, el Museo de los impresionismos, que alberga exposiciones permanentes (sobre y alrededor de Monet) y temporales (que cambian cada año).

En segundo lugar, están las casas de otros artistas impresionistas, como Florence Ramier, Christophe Demarez y Claude Cambour.

Para llegar a Giverny, que está a unos 80 km al noreste de París, lo mejor es ir en coche o en tren. En caso de tren, tarda unos 40 o 60 minutos desde la Gare Saint-Lazaire.

En caso de ir en tren, es importante recordar que el billete será a “Vernon” y, de allí, tomar un taxi o hacer una hora a pie (5 km a pie).

También se puede llegar a Giverny y a la casa de Monet en minibús o en un tour guiado si así se prefiere.

Segunda escapada posible: castillos famosos del Loira

En caso de apasionados de la arquitectura y la historia en general, de los castillos en particular, esta excursión es digna de un día en la agenda.

“Castillos del Loira” se llama a varios castillos agrupados en esta denominación por la región en que están situados y por diversas coincidencias en su origen.

Situados en el curso del río Loira, en Francia central, estos castillos fueron construidos o reconstruidos durante el Renacimiento francés, cuando la realeza descansaba en esas riberas o “Valle de los reyes”.

Estos castillos pueden visitarse en tren desde París. Al ser muchos y muy extensos, lo más recomendable sería que, en caso de ir en tren, optemos por uno de los castillos.

En caso de primavera o verano, se apreciarán en todo su esplendor los jardines. De todas formas, en caso de ir en invierno u otoño, se aprovecharán más los interiores y se apreciará el exterior de otra forma.

Como todo viajero sabe, elegir es renunciar y lo importante no sólo es llegar, sino sobre todo volver. Ya habrá ocasión, seguramente, para visitar los demás.

Entre los más recomendables, destacamos tres: Château de Chambord, Château de Chenonceau y el Castillo y pueblo de Amboise.

El Château de Chambord es el más grande y famoso de los castillos del Loira.

El viaje en tren y bus lleva 1 hora y 45 minutos desde París en tren de la SNCF, de Austelitz a Bios-Chambord y, luego, el bus de 35 min de la estación hasta el castillo. El paisaje hará que el tiempo pase bellamente.

En cuanto al castillo, es de los más reconocidos del mundo por su valor arquitectónico e histórico, que combina la arquitectura renacentista francesa con formas medievales y estructuras clásicas italianas.

Castillo de Chambord

Fue construido para servir como pabellón de caza del rey Francisco I, quien reinó entre 1515 y 1547. Poco utilizado, de todas formas, la cantidad de habitaciones y estancias dará cuenta de la fastuosidad de su época.

Detalle, para admiradores de Leonardo Da Vinci: la gran escalera caracol de roble del castillo es obra del genio florentino.

Otra opción es visitar el Château de Chenonceau, también conocido como “castillo de las damas”, también residencia real con varios jardines bellos e interesantes, como el de Diana de Poitiers o Catalina de Médicis.

Se llega a este castillo también en tren, en un viaje de unas 3 horas hasta la estación y poca distancia a pie desde allí.

Finalmente, la tercera opción es el castillo y pueblo de Amboise, que contiene varios castillos en sus cercanías y también la tumba de Leonardo Da Vinci. Se llega allí en tren, en 2 horas y media aproximadamente.

En Amboise podemos visitar el Château Royal d’Amboise, el Château du Clos Lucé (la última residencia de Leonardo da Vinci antes de su muerte) y el Château Gaillard.

La ciudad, rural y pintoresca, resulta de una belleza encantadora y nos transporta a otra época. Puede ser, quizás, un viaje dentro del viaje digno de recordar.

Tercera opción de escapada: la región de Champagne

Visitar la región de Champagne o, en español, Champaña, al este de París, puede ser una opción atractiva por varias razones, más allá de conocer las capitales de la famosa bebida burbujeante asociada a festividades varias.

Al igual que la excursión a Loira, abarca varias ciudades posibles, y resulta más práctica de realizar en coche en caso de querer visitar más de una.

Viñedos de Champagne, Francia

Reims, Épernay, Châlons-en-champagne y Troyes son algunas de las ciudades que forman parte de esta región.

Caso contrario, en tren puede hacerse perfectamente. En general, el viaje a las distintas ciudades dura entre 40 minutos y 2 horas aproximadamente, según el destino elegido.

Más escapadas desde París en 1 día

Cuarta opción quedarse en París: algunos recorridos

Si prefieres quedarte en París puedes visitar algunos puntos de interés de lo más recomendables, como Montparnasse y Catacumbas. Como siempre, recomendamos disponer el tiempo del día para cada visita.

Subir a la Torre Montparnasse

Conviene comenzar el día desde lo alto, para que no se haga “cuesta arriba” a medida que la energía vaya mermando. Así, por la mañana recomendamos subir a la Torre Montparnasse.

Situada en el número 33 de la Avenue du Maine, la Torre Montparnasse es un rascacielos de 209 metros de altura, el segundo más alto de Francia. Es decir que allí podremos disfrutar de las mejores vistas de París.

vista desde la Torre Montparnasse

La Torre cuenta con 59 pisos, incluida la terraza, de los cuales 52 son oficinas. También hay un restaurante y, como detalle curioso, la terraza puede desmontar sus barandas y servir de helipuerto en caso necesario.

Cuando fuimos nosotros, la pinta de cerveza estaba solo 5€. Si, SOLO, 5 euros, si conoces los precios de París, vas a ver que este precio es barato, jeje…

Por otra parte, en caso de que luego de subir a la torre sobre tiempo y queden ganas de caminar, la Torre se encuentra en un conjunto inmobiliario que abarca centros comerciales y Galerías Lafayette.

Si, por el contrario, las ganas de caminar tienen más que ver con algún otro punto turístico o histórico, entonces lo ideal es visitar las Catacumbas de París antes de almorzar.

Las Catacumbas de París

Las Catacumbas, también llamadas Necrópolis de París, es una red de túneles que datan de la época romana, cuando fueron utilizados como minas de piedra caliza.

Fue a finales del siglo XVIII que las minas y pasajes subterráneos se transformaron en el cementerio común que, hoy, se mantiene como osario con más de seis millones de esqueletos humanos.

Como advertencia, únicamente vale tener cuidado de no perderse (la red de túneles es muy amplia y a veces muy oscura), seguir las instrucciones del recorrido y, en caso de claustrofóbicos, considerar abstenerse.

calaveras formando un corazón en las catacumbas de Paris

Fuera de eso, es un lugar único y el mayor osario de Europa. Es de notar que la visita abierta al turismo abarca menos del 1% de caminos subterráneos existentes en la capital francesa.

Además de los huesos, podremos apreciar en el recorrido graffitis que datan del siglo XVIII, inscripciones latinas que datan de la época romana, altares y epitafios.

También podremos ver menciones a la Comuna de París y la Segunda Guerra mundial, épocas en las que las Catacumbas sirvieron de escenario de resistencias y levantamientos.

Puede que tantos huesos nos quiten un poco el apetito, pero sin dudas la caminata y las emociones del recorrido harán que sentarse en un restaurante a almorzar resulte un plan de lo más tentador.

Para eso, recomendamos comer algo por la zona de Montparnasse. Hay para elegir en cantidad, en general de muy buena calidad y precios de módicos a moderados.

Luego de recargar energías, por la tarde y para contrarrestar el encierro de las Catacumbas o el Centro comercial, lo recomendable sería visitar los Jardines de Luxemburgo.

Jardines de Luxemburgo

Situados en el distrito VI, cerca de la Sorbona y de Saint-Germain-des-Prés, estos jardines comprenden unas 25 hectáreas de pulmón verde de la capital desde su creación en 1612 por idea de María de Médicis.

Jardín de la capital en general, del Senado francés situado en el Palacio de Luxemburgo en particular, allí podremos disfrutar de un remanso de tranquilidad al aire libre, rodeados de esculturas, juegos, estanque y flores.

También hay, sobre todo para niños pero interesante para quienes quieran adentrarse en tradiciones francesas, un teatro de Guiñol o marionetas, llamado Teatro de Luxemburgo.

Gran Mezquita de París

Para finalizar el día, hacia la tarde recomendamos visitar la gran Mezquita de París y terminar en el Jardín de las Plantas (Jardin de Plantes), para luego ir a cenar a la Mezquita o cerca de allí, donde la oferta es variada.

Esta última parte del día se concentra en el distrito V.

La Gran Mezquita es una de las más grandes de Francia, inaugurada en 1926 para homenajear a los musulmanes muertos por Francia en la Primera Guerra Mundial.

Su horario de apertura es de 9 a 18 horas todos los días del año.

gran mezquita de paris

Dentro de la Mezquita se encuentra un restaurante tradicional de comida de oriente, en caso de querer volver a cenar allí.

En cuanto al Jardín de las Plantas, se trata de un jardín botánico abierto al público que abarca unas 23,5 hectáreas. Contiene, además de plantas, invernaderos, laboratorios, parterres, etc.

Entre sus atractivos, están las diversas galerías que abarcan botánica, geología, paleontología, anatomía comparada e historia de la evolución.

Te recomendamos leer: Lugares secretos de París.

Día 6 en Paris, de Campos Elíseos a la Concordia

Por la mañana, lo mejor será comenzar con un paseo por los Campos Elíseos hasta Plaza de la Concordia.

Los Campos Elíseos es la principal avenida de París, con 1910 metros de longitud y 70 metros de ancho enmarcados en hileras de árboles perfectamente alineados. Un paraíso urbano que invita a caminar y ver.

A lo largo de los casi dos kilómetros de los Campos Elíseos se puede disfrutar de los paseos de compras y tiendas situadas en la avenida. También de caminatas al aire libre y de tomar fotografías urbanas.

Los Campos Elíseos culminan en (o parten de) la Plaza de la Concordia, de manera que llegar a ella no resultará complicado. En ella podremos apreciar el obelisco Luxor y las hermosas fuentes de la plaza.

Entre un punto y otro, recomendamos visitar el Petit Palais: el museo de Bellas Artes de París, de entrada gratuita. Allí se pueden apreciar obras de pintores parisinos y también de arte de la Edad Media y el Renacimiento.

Opera Garnier

El paseo puede continuar hacia la Opera Garnier, el palacio que oficia de Ópera y lleva el nombre del arquitecto que la construyó. Una postal arquitectónica de la capital francesa.

Por la tarde, será tiempo de visitar Le Marais, un barrio sorprendente y multicultural, vibrante y animado que combina ofertas culturales, gastronómicas e históricas.

Opera de Paris

Centro Pompidou

Allí recomendamos visitar el Centro Pompidou (en la plaza homónima), el Museo Picasso en la Rue de Thorigny 5 y la Casa de Victor Hugo en el número 6 de Place des Vosges. Por la tarde, todo estará abierto.

En cuanto a pasear y comer, cabe destacar la hermosa Rue des Rosiers y la singular Rue des Écouffes.

En la primera, las flores y la belleza de la calle nos encantarán. En la segunda, hay lugares populares para comer platos orientales como shawarma y pastrami u otras comidas de la gastronomía judía.

tubos característicos del exterior del centro pompidou de Paris

También merece una mención como visita posible el mercado Marché des Enfants Rouges, un mercado de comida cubierto, el más antiguo de París, donde podremos comer algo informal.

Plaza de la Bastilla

Para terminar el día, lo mejor será visitar la Plaza de la Bastilla y tomar aire previo a la cena mientras va anocheciendo. Allí podremos ver los símbolos de la Revolución Francesa y admirar sus monumentos.

Si todavía quedan ganas y energía, entonces será tiempo de recorrer el Sena por la noche, con su atmósfera mágica de luces y sombras, hasta el Museo del Louvre.

Los monumentos y el río, por la noche, resultan particularmente fotogénicos. No te olvides de llevar un trípode para hacer las fotos más bonitas y las mejores postales de la capital de la luz.

Día 7 en París

Si todo empieza antes de empezar, al planificar, también todo termina antes de finalizar, cuando empezamos a irnos de un lugar hacia otro.

Por eso, el último día es recomendable no agotarse con visitas (salvo indispensables) y reservarlo para el esparcimiento, las salidas de compras, los souvenires o regalos, ya que sabemos con cuánto dinero contamos.

Para eso, nada mejor que visitar las Galerías Lafayette Haussmann. Emblemáticas y monumentales, estas galerías de 10 plantas forman uno de los almacenes de compras más grandes de occidente.

Cupula de Galerías Lafayette

Aunque no sea para hacer compras, la visita a las Galerías es recomendable tanto por su carácter imponente como por la vista de la cúpula, que es sin dudas impresionante.

Al mediodía, puedes comer en el último piso de las galerías Printemps, que están cerca de las de Lafayette, y tienen varias opciones para comer con vistas a la torre Eiffel.

El resto del día, podemos pasear, preparar nuestro regreso con tranquilidad y, en caso de que nos sobre tiempo, revisar algún punto pendiente que nos haya quedado.

Tanto lo que hayamos visitado como lo que nos haya quedado por visitar forman parte de nuestra visita. Como afirman en la película Casablanca (1942), “siempre nos quedará París”.

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